• Permite superar el enfoque segmentado de las políticas públicas (por sector económico, tamaño de unidades productivas, etc.) cuyos efectos, generalmente, producen sesgos absolutos o relativos sobre el conjunto de actividades que minimizan los impactos buscados. Por ejemplo, la introducción de restricciones cuantitativas a la importación de un determinado bien, si bien beneficia a los productores del mismo al alterar en su favor los precios relativos, tiene impacto nocivo sobre sus consumidores, lo cual derivará necesariamente en una disminución de la demanda que, a la larga, impactará negativamente sobre el sector originalmente beneficiado.
• Permite medir el impacto de una medida de manera sistémica, es decir, no sólo sobre la parte afectada sino sobre todo el conjunto.
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